Usted sabe que en cada recital de un artista extranjero es costumbre que alguien arroje la bandera de su país, para que el artista la levante, la pasee o se la ponga a modo de capa y corra por el escenario. Lamentablemente para las beliebers argentinas su querido Justin, al caer el emblema patrio a sus pies, primero lo pateó y luego lo barrió con la base del pedestal de su micrófono como si fuera un trapo o simple basura.