Si Mateo Kriszan había entrado al bar y dijo a sus compañeros que había sido casi atropellado por un camión volador que se estrelló contra una barrera de la carretera - probablemente pensarían que estaba exagerando en la esperanza de que alguien le compre una cerveza. Sin embargo, el piloto canadiense tenía una cámara de vídeo montada en su tablero de instrumentos (el tipo que normalmente se encuentran en los coches de policía) y por lo tanto puede probar lo afortunado que es estar vivo después de un viaje en particular que pone los pelos de punta.
